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El curioso caso de Phineas Gage

Phineas Gage

El caso de Phineas Gage es conocido entre la comunidad médica como uno de los estudios más sorprendentes sobre la influencia del cerebro en las emociones.

Este hombre trabajaba en la construcción ferroviaria de Rutland and Burlington Road, medía 1.65 m, pesaba 63.75 kg y contaba con 25 años de edad, cuando le ocurrió uno de los incidentes más notables que se recogen en los anales de medicina. Phineas era de complexión musculosa y bien querido por todos, debido a su buen carácter y a su eficiencia a la hora de trabajar, se trataba, en definitiva, de un tipo afable.

El proceso del barrenado consiste en introducir, con la ayuda de una barrena(de ahí el nombre) lentamente la dinamita en la piedra hasta que una vez dentro se pueda detonar a distancia. Esto era lo que Phineas Gage se disponía a hacer cuando, por una distracción de sus compañeros, la barrena que sostenía apretó la dinamita, haciéndola estallar, y proyectando la barrena (de 6kg de peso y un metro de largo) hacia él, puesto que el propio agujero perforado en la roca actuó de rudimentario cañón. Entró en el cráneo de Phineas por debajo de su ojo izquierdo, atravesó su lóbulo frontal izquierdo y salió por el vértice de su cabeza.

Sin embargo, Gage, pleanemente consciente y ante el asombro de sus compañeros, pidió que se le transportara, en una carreta de bueyes, hasta un hotel cercano donde se alojaba el Doctor Harlow, que nada más verlo calificó aquello de “fabuloso”.

Harlow no era un médico notable, aunque tampoco mediocre, simplemente se trataba de un hombre ordinario al que se recuerda por un hecho extraordinario. Después de examinar profundamente a Gage, comprobar las dimensiones de la herida (el agujero del cráneo tenía 9 cm de diámetro) e incluso introducir su dedo índice en el agujero (el ser humano es curioso por naturaleza), a falta de un idea mejor, le aplicó apósitos y le vendó la herida. A las dos semanas, y todavía para su asombro no tuvo más remedio que darle el alta, al mes Phineas Gage paseaba tranquilamente por la ciudad.

El interés médico radica en que, pese a su pronta recuperación, sufrió un cambio de personalidad radical, tanto que fue despedido de la compañía ferroviaria y nunca más volvió a encontrar un trabajo estable, pasando por varias granjas y por un circo, donde exhibía la barrena y la cicatriz de su cabeza. Harlow sostenía que no era su inteligencia la parte afectada, sino su emocionalidad y su personalidad.

Antes de la explosión, Gage era considerado como alguien eficiente y capaz. Se le veía equilibrado, y la gente lo apreciaba por ser trabajador, puntual y muy sensato.

Pero tras el accidente, Harlow lo describió de la siguiente forma: “impulsivo, irreverente y en ocasiones se permite las blasfemias más groseras (lo que antes no era habitual en él), manifestando muy poco respeto por sus compañeros; no tolera las restricciones (…), caprichoso e indeciso…”.

Phineas Gage murió doce años mas tarde víctima de un ataque epiléptico. Su cráneo y la barrena se conservan en el museo de Medicina de Harvard.

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