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Alan Wake, la obra maestra de Remedy

Alan Wake

Mucho tiempo he esperado por Alan Wake, el último juego de Remedy, el mismo estudio finlandés que desarrolló Max Payne hace ya unos cuantos años. El juego se anunció a bombo y platillo en 2005, cuando salieron las primeras capturas dejando entrever una buenísima calidad gráfica y un entorno que recordaba a Twin Peaks. ¿Ha merecido la pena tanta espera? Rotundamente sí.

No voy a soltar ningún spoiler a lo largo de este análisis-opinión porque pretendo ayudar a los indecisos que estén dudando en comprarlo o no a tomar una decisión al respecto. Al fin y al cabo eso es lo que yo buscaría en una crítica.

Alan Wake es un thriller psicológico en toda regla, en el que se entremezclan tintes sobrenaturales y policiacos. Los mismos creadores admiten haberse inspirado en Twin Peaks para escribir el guión y también en Lost, así que si le sumamos esto al guión de Max Payne os podréis hacer una mejor idea de por donde van los tiros.

Alan Wake es un escritor de renombre que decide ir a un pequeño pueblo del oeste americano llamado Bright Falls, un prototipo perfecto de pueblo de los Estados Unidos profundos. Al llegar al pueblo, todo parece ser normal, incluso podría decirse que aburrido, pero todo cambia cuando la mujer de Alan, Alice, desaparece en extrañas circunstancias y Wake decide encontrarla por todos los medios.

El estilo narrativo de Alan Wake cobra una vital importancia a la hora de narrar la historia, puesto que cada capítulo del juego es como si fuera una serie de televisión, incluyendo los típicos resúmenes al inicio de cada capítulo (“Anteriormente en Alan Wake”) y cortando siempre con algún cliffhanger que hace realmente difícil soltar el mando de la consola. Y lo digo totalmente en serio. No soy de los que suelen pegarse atracones a la consola, pero me he pasado el juego casi del tirón (unas 7 +1 horas me ha llevado). Ningún juego que yo recuerde me ha enganchado tanto, así que creo que justo reconocer el esmero que han tenido en Remedy para elaborar un guión tan envolvente y bien cuadrado.

Y aunque el guión es en mi opinión lo mejor de Alan Wake, ninguno de los otros elementos quedan atrás. El sonido es bueno, cumple su cometido de una manera correcta (como dijo un responsable de sonido de Arvirago en una presentación, si el sonido de un juego no te llama la atención es porque es bueno) y la banda sonora es sencillamente ideal para el juego. Además, cuenta con un doblaje espectacular que ayuda a sumergirse más en la tétrica atmósfera del juego, en el que todo el equipo de doblaje, encabezado por Lorenzo Beteta (doblador de Frank Moody en Californication o Jack Shepard en Perdidos) realiza un trabajo más que excelente.

Captura de Alan Wake

¿Y qué hay de los gráficos? ¿No he hablado de ellos porque son malos? Ni mucho menos. El juego tiene unos gráficos espectaculares que recuerdan mucho a Max Payne 2. Las expresiones a veces resultan demasiado artificiales (apariencia de plástico) pero no siempre, y la mezcla entre vídeos de imagen real mezclada con vídeos generados por ordenador produce una mezcla bastante resultona que dota de más inmersión al juego.

Por supuesto, el juego no es perfecto ni mucho menos y tiene sus fallos. Para empezar el desarrollo del juego es completamente lineal y las acciones pueden ser bastante repetitivas. Le falta un modo multijugador que habría sido divertidísimo, como las últimas pantallas del juego y además se presume muy poco rejugable (aunque me apetece volver a jugarlo, la verdad).

En definitiva, Alan Wake es un juego a tener muy en cuenta que pese a mis elevadas expectativas en él no me ha decepcionado lo más mínimo, por lo que lo recomiendo encarecidamente a todos los jugones, sobre todo a los aficionados de las aventuras de misterio y de suspense.

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