Estamos acostumbrados a las historias de miedo en las que un hombre se transforma en lobo en las noches de luna llena y arrasa con todo lo que encuentra a su paso, pero se queda en lo que es, una leyenda. Sin embargo hay documentado un caso de dos mujeres lobo (que no mujeres loba, término más usado en la jerga de la noche) del que yo no había oído hablar hasta hoy.
Si os hablo de Tarzán en seguida se os vendrá a la mente la factoría Disney, pero tras la magia de la película se cuenta la historia de un niñito criado por los monos de la selva que un día regresa a la civilización. Este tipo de niños salvajes también han existido en la vida real, siendo descubiertos en momentos puntuales a lo largo de la historia y despertando la curiosidad de psicólogos y científicos, que ven en el estudio de su reinserción en la sociedad una oportunidad de averiguar los intríngulis del comportamiento humano.
Llama la atención el caso de las niñas indias de 3 y 6 años Amala y Kamala, encontradas por un reverendo en la madriguera que había formado una loba en un antiguo nido de termitas cerca de una pequeña aldea india. El reverendo, en un intento de salvar a las niñas, mató a la madre loba que había estado cuidando de ellas y las rescató de vuelta a la civilización con objetivo de lograr su reintegración social, pero el destino fue más duro con ellas que el tiempo de vida salvaje.
Al llegar a la aldea, tras ser examinadas por médicos y otros especialistas (psicólogos incluídos), se llegó a la conclusión de que no eran hermanas y habían tenido que ser adoptadas por la loba en momentos diferentes.
Su comportamiento era el de animales salvajes: se pasaban el tiempo acurrucadas en una esquina aullando y todos los intentos por acercarlas a la sociedad fueron en vano, pues las crías se deshacían de las ropas a mordiscos y únicamente comían junto a un grupo de perros que vivían en el exterior del centro de internamiento. Hay quien dice que poseían habilidades “heredadas” de la loba como un olfato desarrollado y el poder ver en la oscuridad, pero lo que es cierto es que la pequeña Kamala murió al año de ser rescatada lo que dio pie a semanas de aullidos de su “hermana” Amala, quien murió 9 años después por culpa de la fiebre tifoidea y descansa junto a Kamala, siendo hasta hoy las dos únicas mujeres-lobo de la historia.