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Esa cosa llamada Dragon Ball Evolution

dragon-ball-movieHan pasado ya algunos días desde que comenté en Twitter mi primera impresión de la película de Dragon Ball, subtitulada por alguna extraña razón ‘Evolution’. Posiblemente se trate de un fallo de traducción e inicialmente la querían llamar ‘Devolution’ por las ganas que te dan de devolver al verla (Y dicho sea de paso, de que te devuelvan el dinero). Pero no adelantemos acontecimientos, lo primero de todo es ponernos en situación, así que si tenéis a mano una botella de whisky o de ron, bebéos la mitad al trago y seguid leyendo, lo digeriréis mejor, os lo aseguro.

Hace tiempo vaticiné que Dragon Ball Evolution no podía sino ser otra de las mierdas chantadas en palos que nos tiene acostumbrado Hollywood con sus adaptaciones de pacotilla de series míticas o de videojuegos. Y no iba desencaminado, porque por mantener no mantiene ni el argumento de la serie original.

La película comienza con Goku y su abuelo Gohan dando saltos en un tendal mientras se intentan meter mano el uno al otro y hasta que Gohan le lanza una onda vital a Goku. Curioso el tema de las ondas vitales, que dicen que no son otra cosa que aire, son como los pedos. Que son como los pedos es la conclusión a la que se llega tras ver que con ellos se pueden encender velas, al igual que cuando acercamos un mechero a nuestro trasero.

Volvamos al tema argumental de la peli. Goku va a un instituto en el que todo el mundo se burla de él y no tiene amigos. Los tipos duros de su clase lo amenazan y le destrozan la bici en la que siempre va a clase con sus coches tuneados. Tópico, tópico, tópico. Y claro, él está profundamente enamorado de Chichi, una chica popular de su clase a la que se imagina comiendo manzanas en verdes praderas (en la versión para adultos come otras cosas).

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Chichi tiene un papel peculiar en la película. Es la que ayuda a Goku a controlar su Ki a base de sucias proposiciones felatorias. Y éso es todo, el papel de Chichi en la película queda reducido a una escena en la que hace eso. Las demás son relleno para intentar que los fans coléricos no arranquen las butacas del cine, como que también practica artes marciales y está en un torneo.

¿Había dicho ya que Goku no es más que el compinche del Dios Picolo atrapado en un cuerpo humano? Pues así es, su verdadera forma es un mono (de la que no recuerdo el nombre, por lo que me dirigiré a ella como Megan Fox) por culpa de unos sabios que hace dos mil años lo metieron en el cuerpo de un humano. Megan Fox no aparece más de 5 minutos al final de la película y no se hace gigante,aunque está el tiempo suficiente para partirle el cuello al maestro Mutenroi, al que en la película llaman Mutenroshi (Si a Teto le llaman Yamcha, no sé por qué a él le dejan el nombre extranjero) y darle alguna utilidad a las bolas de dragón.

En cuanto al resto de personajes, no necesitan demasiado análisis: Bulma es una Jenny con un mechón azul, el gato que vivía a lo alto de un palo y que daba las judías mágicas a los protagonistas ahora es un negro con las cejas llenas de caspa, Yamcha es un cani, Mai ahora es sicaria de Picolo y sólo sirve para enseñar canalillo, Picolo aparece apenas 10 minutos durante toda la película y no se explica por qué quiere destruir el mundo…

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Estaréis pensando que todo lo dicho anteriormente es pasable con tal de que haya alguna buena escena de lucha, pero no la hay. Goku le lanza a Picolo un ¡KAMEJAAAMEJAAAAAA! (con J) y ya está. Han dejado las cosas más ridículas de la serie y no han metido nada serio para contrarrestarlo. Lo malo es que al no ser cine español no sale ninguna teta para compensar…

PDTA: Después de los créditos aparece una vieja cuidando a un malherido Picolo, por lo que en un par de años tendremos sí o sí segunda parte.

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