Cool World es una película de 1992 que pretendió seguir la estela del éxito cosechado por la genial ¿Quién engañó a Roger Rabbit?. ¿Lo logró? En absoluto. El resultado fue triste, muy triste, tanto por su argumento insólito, vacuo y absurdo como por la pésima mezcla de dibujos animados con realidad, mucho peor que la vista hacía 5 años atrás en la película de Robert Zemeckis. Si no habéis visto todavía la película, o si tenéis algún recuerdo de ella, podéis continuar leyendo. Si sois masoquistas y pensáis en darle una oportunidad, no lo hagáis, seguid leyendo y se os hará más divertido.
Cool World empieza contándonos la historia de Frank Harris (Brad Pitt), un soldado que vuelve a casa tras la Segunda Guerra Mundial. Brad, como todo bien tópico de soldado americano, es rematadamente bueno al poker y gana una sorprendente Harley Davidson en una partida, así que decide darse un voltio con su queridísima madre, con la desgracia de que un conductor borracho se cruza en su camino terminando con su vida.
Todo este preámbulo sirve como excusa para teletransportar a Brad Pitt (palo de escoba metido en el culo, mediante) mientras llora la muerte de su madre a Cool World, un mundo de dibujos animados dementes que parece haber sido diseñado por algún desgraciado hasta las cejas de LSD.
Después de saltar en el tiempo hasta 1992 entra en escena Holli Would, la rubia sobre la que gira en torno toda la película. Holli tiene un problema, y es que es una ninfómana empedernida cuyo único objetivo en la película es contonearse y cepillarse a un ser humano. Pero tenemos un problema, y es que en Cool World, la única ley que existe prohíbe acostarse a los “monigotes” con los seres humanos, por lo que la pobre “mujer” está todo el tiempo en celo magreándose incluso con las paredes.
Nos damos cuenta del nivel de cutrerío al que puede llegar la película, cuando se ejecutan travelings de imágenes estáticas para mostrarnos la distinta fauna que habita en el “Mundo Guay”.
Holy, que está más cachonda que una burra en Mayo, se las ingenia para hacer llegar a Cool World a Jack Deebs (Gabriel Byrne) un presidiario a punto de salir de la cárcel que es el teórico dibujante de todo el tinglao, con el único objetivo de zumbárselo. Llegado a este punto, quizás penséis que estoy exagerándolo todo, pero no os engañéis, la película tiene por tema central las relaciones sexuales entre dibujos animados y personas reales (algo, que, bien sabido por todo el mundo, solo es posible para los japoneses más salidos). El pobre hombre, que no tiene familia y que suponemos está completamente rehabilitado (sino no lo dejarían salir de la cárcel) no gana para disgustos, y es que claro, si le ponen delante a un intento de Jessica Rabbit después de llevar años entre rejas, no le podemos culpar de tomarse al pie de la letra el famoso refrán de que “en la guerra todo agujero es trinchera”.
Mientras tanto, Brad Pitt, en los cerca de 50 años que lleva en Cool World se ha convertido en un madero arrogante y maleducado, nada ilógico si tenemos en cuenta que el hombre se encuentra inmerso en un casto romance con una “monigota”, y vistos todos los engendros que pululan por el mundo, no me extrañaría nada que el valeroso policía ni siquiera se desfogara él solito después de tan calenturientos encuentros con su “novia”, no fuera a ser que el aparato se pusiese a escupir fuego, o yo que sé.
Entre escena y escena, aparecen dibujos animados saltando y haciendo cosas sin ningún sentido, como si fuesen una simple excusa para añadir elementos de los dibujos animados pero que no vienen a cuento. Además, en la mayoría de los casos, parece que están superpuestos como si fueran un añadido de última hora. Entre todos estos dibujos, llaman especialmente la atención unos que son como bocetos, que dan especialmente mal rollo.
Pero sigamos con el argumento. Como imaginaréis, al final Holli consigue zumbarse a su dibujante, y ¡oh sorpresa!, ¡Parece que si un dibujo se acuesta con un ser humano, se convierte automáticamente en Kim Basinger! Sí, voy a suponer que si cualquier dibujo lo hace con un humano, todos se convierten en Kim Basinger porque así es más divertido.
No contenta con haber practicado un poco de folleteo, Holli decide que ya es hora de irse a conquistar el mundo real, así que toman rumbo a Las Vegas con un solo objetivo… exacto, seducir a los hombres; que harán todo lo que ella quiera. Sin embargo, cualquiera que vea Fringe sabe que cuando se viaja entre universos las leyes físicas cambian, por lo que empiezan a aparecer dibujos animados en el mundo real. Desgraciadamente no tenemos ni a Walter Bishop ni a Olivia Duhnam para que arreglen el desbarajuste interdimensional, así que Holy decide que ya que está, ¿por qué no lo jode del todo y santas pascuas?.
Corre el rumor de que una vez, hace mucho tiempo, un monigote llamado Vegas Vinnie consiguió viajar al mundo real y hacerse rico montando un casino. Sin embargo, el casino guarda un terrible secreto, puesto que en su letrero alberga un punzón (o marcador de Google Maps) que si se quita es capaz de juntar los dos universos en uno solo, convirtiendo a todas las personas en monigotes.
Como imaginaréis, Holli consigue su objetivo, pero lanza Brad Pitt desde lo alto del casino y acaba con su vida. Y cuando parece que ya no hay vuelta atrás y todo se ha ido al garete, aparece Jack Deebs y repone el punzón en su lugar, salvando ambos mundos y convirtiéndose en un superhéroe de dibujos animados, todo para escarnio de Brad Pitt, que se creía el protagonista de la película. ¡Chúpate esa Brad, salí de la cárcel para salvar al mundo y tú no eres más que un llorica!.
Finalmente, todos los personajes se vuelven a Cool World, incluidos los cadáveres por alguna sucia broma de la naturaleza. Allí, la casta novia de Brad Pitt, tras lamentar que ya nunca podrá fornicar a su amado humano, revela algo que curiosamente nadie había dicho antes, ni siquiera un científico que es capaz de generar agujeros de gusano entre universos: que si un monigote mata a un humano, este se convierte en monigote, ¡Y puff! Brad Pitt se convierte en un dibujo listo para folletearse a su novia. Fin.
Cool World es una película pésima, carente de gracia y sin sustancia. Una película de “contraprogramación” que solo pretendía atraer a aquellos que les había gustado Roger Rabbit y también a los adolescentes calenturientos con su remarcada temática sexual. Mi recomendación: no la veas, y si la has visto, olvídala.