Ya han pasado unos días desde mi regreso de las vacaciones que me tomé por las tierras mexicanas de la Riviera Maya. Era la primera vez que salía de la Unión Europea y también la primera vez que hacía un viaje largo en avión, por lo que los nervios eran evidentes. La temible fama de las aduanas, del jet lag y de los extraños que te meten droga en las maletas a las primera de cambio era algo presente en mi mente en todo momento, pero por precaución, no por miedo.
La documentación necesaria para salir de la Unión Europea es un pasaporte en regla que no caduque hasta después de nuestra estancia en el país extranjero al que vayamos. Además, es recomendable llevar fotocopias del mismo en varios sitios (yo, por ejemplo llevaba una fotocopia en el bolso y otra en la maleta) porque nunca se sabe lo que te puede pasar. Además me hice con una Visa por si surgía la necesidad de pagar algo o por si me quedaba sin dinero en metálico.
Llevar un bote (o dos) de crema para el sol de alta protección es indispensable. Yo, que soy muy blanco me vi servido con protección del 40. Además, los mosquitos en México son unos pequeños hijos de puta, por lo que también es recomendable llevar un spray repelente y una barra de Afterbite por si nos pican, para bajar la hinchazón.
La diferencia horaria con México es de 7 horas (cuando en España son las 6 de la tarde, en México son las 11 de la mañana), y nuestro avión salía a las 13:00 hora de España y llegaba a las 16:00 hora de México, por lo que para ir no nos teníamos que preocupar demasiado del jet lag, ya que cualquiera que esté un poco acostumbrado a salir de juerga aguantaría perfectamente hasta la hora normal de irse a dormir en México tras estar algo más de 24 horas despierto.
Viajamos en un Boeing 747 de Pullmantur y abordo nos dieron “la comida y la cena” (ya sabréis cómo es la comida en los aviones). También nos pusieron 2 películas y capítulos de Friends y de Frasier. Me descalcé en el avión tras llevar un cierto tiempo sentado y caminé un poco, ya que las piernas se duermen al estar mucho tiempo en la misma posición y puede dar lugar a problemas circulatorios (o síndrome de la clase turista… creo).
Antes de llegar al aeropuerto de Cancún, nos mandaron rellenar el típico formulario en el que explicas los motivos, duración y destino de tu viaje, así como si llevas armas, drogas etc. En total eran dos papeles, uno individual y otro para el grupo. El truco estaba en contestar a todo que sí.
Al llegar al aeropuerto, debes tener a mano el pasaporte y esos papeles, ya que los piden al pasar por la aduana. Es muy importante guardar el visado (el papelito que nos dan) a buen recaudo, porque es lo que nos pedirán para salir del país (además de 40 euros, 60 dólares o 550 pesos). Quiero destacar, la educación que tuvo con nosotros en todo momento el señor de la aduana y su amabilidad, ya que así da gusto ir a un país extranjero.
Así que ya estábamos en México con 7 días de sol, playa y ron con CocaCola por delante. La cosa prometía…