¿Hasta dónde estás dispuesto a llegar para obtener lo que más deseas?
Bajo esta pregunta se presenta la miniserie The Booth at the End, una producción de la cadena estadounidense FX emitida exclusivamente vía web. Una pequeña obra maestra que pasa muy desapercibida por su nula publicidad y distribución, pero que supone todo un golpe sobre la mesa por la brillantez de su guión y la simplicidad de su puesta en escena, donde se demuestra que una gran idea pesa más que un fajo de billetes.
The Booth at the End nos presenta a un misterioso hombre sentado en una mesa de una típica cafetería de pueblo estadounidense, escribiendo en una libreta. Allí es donde transcurre toda la acción y todo el suspense, en las conversaciones entre ese hombre y los demás personajes que se sientan a hablar con él. Acuden con el objetivo de conseguir aquello que más desean: curar el Alzheimer de un marido, conseguir el amor de una modelo, acabar con los problemas financieros de un padre. Para conseguirlo tendrán que hacer lo que el hombre les ordene. Si lo cumplen, lo obtendrán.
Los límites de la conciencia se ponen drásticamente en relieve, ya que las tareas a realizar no siempre están dentro de la moralidad o, incluso, la legalidad. Rebuscar en tu interior si tienes las fuerzas para matar a una niña al azar o las agallas para desafiar las bases más profundas de tus creencias religiosas. The Booth at the End es muerte, alegría, tensión, moralidad, acción, desafío, superación personal. Todo concentrado en las simples pero profundas conversaciones en una mesa de un bar, casi homenajeando al maravilloso debut de Quentin Tarantino, Reservoir Dogs (1992).
La miniserie fue emitida en agosto de 2010, habiendo empezado una segunda temporada este mismo agosto de 2012. Está compuesta “oficialmente” por 62 capítulos de dos o tres minutos de duración y que, pese a ser gratuita, no puede ser accedida fuera de Estados Unidos. Puede encontrarse no sin cierta dificultad por las profundidades de Internet, dividida para mayor comodidad en diez capítulos de diez minutos cada uno, o en cinco de veinte. Si tienes acceso a una IP estadounidense, podrás encontrarla en Hulu sin problemas.
Una pequeña joya cuyo guión hará replantearte los cimientos de tu propia moralidad.