Resulta curioso comprobar las traducciones al español de los títulos de muchas películas, que poco o nada tienen que ver con el original y cuyo cometido es solamente el de asegurarle un trabajo fácil a algún familiar sin muchas luces de algún directivo de la compañía cinematográfica que no puede aspirar a mucho más debido a su condición de oligofrenia. Con Distrito 9 pasa lo contrario, y eso que esta vez traducido habría quedado mucho mejor.
Se ha venido hablando muy bien de District 9, tanto como para que muchos la hayan considerado una de las mejores películas de ciencia ficción de todos los tiempos. ¿Realmente es para tanto? Pues bien, estamos ante una película que se diferencia de las demás por su forma de tratar el tema del racismo, pero llamarla maravilla me parece excesivo. Diferente sí, entretenida sí, aceptable sí, maravilla no.
Su director, el sudafricano Neill Blomkamp bebe directamente del apartheid que padeció Sudáfrica durante casi todo el siglo XX, nos cuenta la historia de una nave nodriza extraterrestre que aparece sobre la ciudad de Johannesburgo y en la que los extraterrestres vagan sin rumbo tras haber muerto todos sus líderes. Los aliens son llevados a tierra, donde son atendidos y puestos en libertad; sin embargo, no tardan mucho en surgir las diferencias entre humanos y aliens y estos últimos son afinados en guetos donde malviven como pueden, rebuscando entre la basura y trapicheando con droga y armas.
Lo más llamativo de la película es a la vez el mensaje de la misma, que por muy inteligente que seas, las condiciones socio-culturales de tu entorno serán los que condicionen tu forma de ser, y si te ves obligado a buscar en la basura para sobrevivir, lo harás seas un extraterrestre o un humano. Y es que ver en una película extraterrestres en un rol al que no estamos acostumbrados resulta de lo más peculiar. Los aliens, a pesar de ser seres inteligentes, con una tecnología superior y capaz de viajar por el espacio, si se les confina en guetos no se diferenciarán mucho de los humanos que viven bajo las mismas condiciones.
El protagonista de la película, Wikus Van De Merwe (Sharlto Copley) es todo un personaje que no responde a los estereotipos habituales de los protagonistas de las películas de ciencia ficción ni de ningún otro estilo, hará que algunas veces pensemos que ciertas situaciones carecen de toda lógica y son demasiado forzadas. Lo odiaremos a ratos por ser tan gilipollas, por lo que hace, por las decisiones que toma y al mismo tiempo nos dará pena, pena por ser un capullo y por todo lo que le pasa.
Los que la vean después de haber visto el trailer pensando que van a tener una nueva versión de Transformers o de La Guerra de los Mundos se van a llevar una decepción, ya que la mayor parte de la película no hay efectos especiales espectaculares ni acción a raudales, y para ser sinceros se hace bastante lenta en algunos momentos, para dar más tiempo a pensar y menos a sorprenderse (lo que no es malo, sino todo lo contrario, que falta nos hace). Su estilo medio documental, medio película, es lo que seguro alguna gente habría querido que fuese en su día Monstruoso (Cloverfield).
La ignorancia, el racismo y en definitiva la estupidez humana son los temas centrales de una película que merece la pena ser vista e incluso pagar 6 euros en el cine por ella.
¿Qué se puede esperar?
District 9 es una película cuyo tema central es el racismo, utilizando a los extraterrestres para dar una visión más amplia del mismo. Si no esperas de ella algo impresionante, una mezcla entre “La Guerra de los Mundos” y “La Lista de Schindler”, y si te apetece pensar un poco y te gusta el género de la ciencia ficción, puedes darle una oportunidad. Si no, no.