Todo aficionado a las series americanas conocerá y habrá oído hablar de decenas de ellas. Ya sean comedias, dramas, de ciencia-ficción, policíacas o médicas, existe un amplio catálogo en donde escoger, sin demasiadas diferencias de una serie a otra: resulta más fácil replicar algo que funciona que inventar algo nuevo. Si hay unos expertos en sacar subproductos facilones son las cadenas americanas que emiten en abierto, como por ejemplo FOX, NBC o CBS. Siempre se pueden encontrar grandes excepciones que revolucionan a las audiencias, pero la mayoría de ellas caen por dejadez. Las cadenas de cable, sin embargo, siempre van un paso más allá.
Las grandes series que destacan y se admiran durante años se concentran principalmente en un pequeño puñado de cadenas. HBO y Showtime encabezan esta lista de creadores de calidad, por delante de otras secundarias como Sy-fy, TNT o FX. Todas ellas son cadenas que cada año sacan una o dos series que saben que triunfarán, además de alguna otra con la que esperan dar la campanada. Sin embargo, hay una modesta cadena que no hace mucho ruido, pero que cada vez que abre la boca el mundo entero se postra a sus pies. Esa cadena es AMC, que en sus 27 años de historia solo ha lanzado siete series de ficción de producción propia, la mayoría de ellas en los últimos años. Pero, amigos, VAYA SERIES.
Mad Men
Su primer gran pelotazo, de esos que marcan un antes y un después en la historia de una cadena, estrenada en el 2007, fue la mundialmente aclamada y galardonada Mad Men. Nos sitúa en la Nueva York de principios de los 60, en la ficticia compañía publicitaria Sterling & Cooper del corazón de Manhattan, navegando a través del competitivo mundo de la publicidad, donde un buen anuncio importa más que la calidad de lo anunciado. Nos muestran la vida de quienes trabajan en la empresa y sus allegados, principalmente centrado en la figura de Donald “Don” Draper, la relación entre ellos y la lucha entre sus respectivos y sobrealimentados egos. Genialmente ambientada e interpretada, Mad Men ha sido nominada a cuarenta y nueve premios Emmy, llevándose trece de ellos, así como cuatro de los ocho Golden Globes a los que ha aspirado a lo largo de sus cuatro temporadas. Y las que le quedan: audiencia y crítica acompañan semana a semana.
Breaking Bad
Aupada por el éxito de Mad Men, la cadena estrenó un año después otro de sus bombazos, Breaking Bad. En ella, el profesor de química de instituto Walter White tendrá que lidiar entre su recién diagnosticado cáncer pulmonar terminal, la minusvalía de su hijo, el embarazo de su mujer y la falta de dinero. Buscando una manera de facilitar la vida de su familia cuando él no esté, Walter decide instalar un laboratorio de metanfetamina junto con Jesse Pinkman, antiguo alumno suyo. La relación entre ambos se torna día a día en la eterna elección moral entre el bien o el mal, la modestia o la soberbia, la templanza o la ira, la codicia o la conformidad: la vida o la muerte. Cargada de humor negro, Breaking Bad lleva en antena tres temporadas, habiendo sido nominada a un Golden Globe y ganando seis de los dieciséis Emmys a los que ha sido nominada, principalmente por la prodigiosa labor de Bryan Cranston encarnando a White, que sufre una de las mejores transformaciones en un personaje de ficción.
The Walking Dead
Mirando ya fechas más recientes, nos plantamos en 2010 con The Walking Dead, la serie basada en la novela gráfica homónima de Robert Kirkman que reta a una serie de personajes a una hecatombe zombi. Pese a que el guión no sea una maravilla (sobre todo en comparación con los estupendos cómics, que aprovecho para recomendar), sí que podemos asegurar que la serie engancha desde el primer capítulo. Tal vez sea por el interés que siempre han despertado los muertos vivientes vengan en la forma y formato que sea, por las continuas dosis de adrenalina que en el espectador produce o porque el gore atrae al público lo mismo que repugna, lo cierto es que The Walking Dead te mantiene pegado a la pantalla. En la corta duración de su primera temporada (tan solo seis episodios), ha logrado una nominación a los Golden Globe, y de seguro volverá a por más a partir del próximo otoño. ¿Quiénes son los que no viven? ¿Los zombis o los que huyen de ellos?
Rubicon
En el mismo año, AMC también lanzó otra serie, menos conocida y con menos éxito pero no por ello peor. Se trata de Rubicon, un thriller político donde un grupo de analistas de Inteligencia deben analizar los informes y datos que les llegan para planear la mejor estrategia y cumplir con su objetivo. En medio de todo el embrollo, el jefe del equipo, Will Travers, se encuentra casi por casualidad con toda una conspiración política que salpica a las más altas esferas de la agencia y el gobierno estadounidense, en la que será incapaz de discernir entre aliados y enemigos en su intento por desbaratarla y vivir para contarlo. Los trece episodios que compusieron la primera temporada no acabaron de convencer a la audiencia y a la cadena, no así como a la crítica que alababa la brillante ejecución de su guión, y fue cancelada sin pena ni gloria. Rubicon tenía un buen planteamiento, pero sus primeros compases estaban escasos de ritmo, y la audiencia ya se había desentendido cuando finalmente despertó.
The Killing
Por último, pero no menos importante, nos encontramos con The Killing, estrenada este mismo año y del que a día de hoy solo se han emitido cuatro capítulos. En ella, la policía de Seattle debe investigar el asesinato de Rosie Larsen, una adolescente, a la vez que se nos muestra la perspectiva de la familia Larsen o la de un candidato a la alcaldía que se ve salpicado por las pesquisas de la investigación. Tratándose casi de un homenaje a la ya clásica Twin Peaks, esta serie puede parecer una más del montón típico policíaco, pero nada más lejos de la realidad: el espectador se implica sobremanera en la investigación y se vuelca con la familia destrozada por la tragedia. La continua lluvia de de Seattle aporta un ambiente sombrío al argumento, que sumado a la desgarradora interpretación de Michelle Foerbes, la madre de Rosie (que, por cierto, huele a Golden Globe), hacen que esta serie no deje indiferente al espectador.
Estas cinco series que os acabo de esbozar no son las únicas de la cadena, ya que tiene otras más antiguas pero que no causaron tanto revuelo. Se nota que AMC ha puesto toda la carne en el asador para llegar a ser una de las cadenas de cable de referencia en Estados Unidos, luchando por la audiencia junto con las otras dos grandes fábricas de ficción semanal. Tiene méritos y medios para conseguirlo de sobra.