Llevaba muchísimo tiempo esperando ansioso que llegara Spore, la última creación de Will Wright, creador de joyas como Sim City o Los Sims. Las expectativas eran muy altas y con cada nuevo vídeo o imagen del juego que aparecía, la expectación aumentaba por momentos. Sin embargo, tras jugarlo, dichas expectativas se antojan demasiado altas.
En Spore jugamos directamente con la evolución de una especie. La historia empieza cuando un meteorito impacta en el mar del planeta y se forman los primero organismos celulares. Es entonces cuando empieza la primera de las 5 fases que componen el juego: el líquido primigenio, la fase prehistórica, la fase tribal, la civilización y la conquista del espacio. Cada una de estas fases cambia por completo su estilo de juego, pudiendo llegar a considerarlo como un juego compuesto de 5 minijuegos.
La primera fase del juego es exactamente igual que la del juego de PSP y flash llamado Flow. En ella tenemos que ir alimentándonos de los peces más pequeños que nosotros para ir creciendo y conseguir llegar a la superficie. Es una fase simple, en la que sólo tenemos que dirigir nuestra criatura y ella se encargará de todo.
La siguiente fase tiene lugar cuando nos hacemos lo suficientemente grandes y llegamos a la tierra firme. Tendremos que elegir si seremos herbívoros (y tendremos que copiar a otros animales para seguir adelante) o carnívoros (deberemos atacar a otras especies). Lo malo de estas dos primeras fases, es que no son nuestros actos los que condicionan los cambios en la constitución de la especie, sino las “fichas” que vayamos encontrando por ahí, pudiendo de esta manera cambiar totalmente de un momento a otro.
La fase tribal es la que más me ha gustado de todas, ya que es bastante parecida a un juego de estrategia, aunque muy limitado en todos los aspectos. En ella tenemos que crear ciudadanos y asignarles tareas, que van desde guerreros, hasta pescadores y “artistas”. Podemos aliarnos con otras tribus tocando los instrumentos que nos piden en cada momento de un ritual diplomático (como en la fase anterior) o destruirlas para apropiarnos de su cultura.
En la fase de las civilizaciones tenemos que conquistar todo el planeta. Podemos hacerlo comprando otras ciudades o asediándolas. Lo más bonito de esta fase es la representación esférica del mundo, aunque lamentablemente el desarrollo es demasiado simple y sencillo (incluso en difícil). Podremos crear vehículos y casas, por lo que es la parte que más se parece a Los Sims, ya que además tendremos que mantener a los ciudadanos de nuestras ciudades felices para que puedan producir beneficios.
La última parte, la conquista del espacio, me ha parecido aburrida, muy aburrida. En ella tenemos que contactar con otras civilizaciones, coger muestras de otros planetas, colonizarlos y crear alianzas.
En definitiva, cuando se pone el listón tan alto para un juego es muy fácil que no sea capaz de sobrepasarlo, y es lo que pasa con Spore. Los de EA han intentado llegar a los aficionados de Los Sims, pero enfocándose más en el público casual a través de la sencillez y la simpleza. Sin embargo, hay que romper una lanza en favor de la originalidad del juego y a los incontables detalles del mismo.